viernes, 9 de marzo de 2012

LA CARIDAD: VIRTUD DE AYUDAR

Edgar R. Espinoza S.
La caridad es la virtud más sublime, ya que es una manifestación de amor para con nuestros semejantes. No es sólo dar al que necesita, muchas veces dando lo que generalmente te sobra; hay que interactuar también.
Los humanos para evolucionar como seres de luz debemos por ley divina ser buenos, justos y correctos en el obrar, pues estas acciones están fundamentadas en el amor que es el único vehículo que nos acercará más a Dios. Por eso, el sólo acto de dar o repartir sin sentir amor por lo que estás haciendo, de nada sirve.
Antes de hacer un acto de caridad cuyo elemental significado pudiera decirse “dar cariño”, debemos en la medida de lo posible, con tu mente, tu cuerpo y corazón colocarte en la situación del necesitado. Sólo así sentirás en tus entrañas por lo que él está pasando, y tendrás luego la certeza de conocer el como ayudarle. A esto es lo que llamamos Compasión. La verdadera compasión siempre está acompañada de una acción, es la única de las virtudes que te permitirá asistir a otro ser en la situación o circunstancia en que este se encuentre. Activará en ti fe, esperanza y fuerza.
Es importante que quede en tu mente la satisfacción de poder ayudar a tus semejantes y no su circunstancia, pues esto haría que lejos de recuperar a una persona necesitada, se pierdan dos. Hay que comprender que la lucha no es contra la pobreza, si no contra la mentalidad de pobreza.
El otro aspecto de ser caritativo, como un acto bien entendido, es el de no esperar nada a cambio, ni siquiera el agradecimiento del que necesita. Debe ser una acción secreta, sin publicidad de ninguna índole, “Que no sepa tu mano derecha, lo que hace la izquierda”. El secreto en la caridad ayuda al que la recibe a no sentir vergüenza o humillación y al que la da a no ser arrogante. Una cosa es que tu entorno sepa que eres caritativo y con ello das ejemplo a seguir y otra es que especifiques a quien y con que has ayudado.
Hay muchas formas de hacer caridad, no solo otorgando cosas materiales o alimentos y albergues. También puedes acompañar a los enfermos, pedir en oración por otras personas, escuchar las vicisitudes de alguien que busca orientación. Los que son profesionales pueden dedicar algunas horas al mes como los médicos, abogados, ingenieros, arquitectos, agrupándose a través de las diferentes organizaciones de la caridad que prestan auxilio a los más necesitados.
Cuando eres caritativo estás poniendo al creador en una especie de sociedad contigo, pues al dar o compartir lo que por bien Dios te ha otorgado, hará que venga a ti más y más cada vez, pues sabe que cuenta con un excelente administrador de riquezas. La caridad comienza por nosotros mismos, y la mayoría de las veces acaba donde empieza.
Dispensa el amor junto con el pedazo de pan y libérate de esa “caridad complaciente”, para dar ayuda más verdadera al necesitado, al amigo y al enemigo. Que no te sorprenda ese Dios que está en ti y en todos nosotros cuando te pregunte: ¿me viste hambriento y me diste de comer?, ¿me viste desnudo y me diste ropa?, ¿me viste enfermo o en la cárcel y me fuiste a ver? ¡Perdónate la ignorancia, pero jamás la indolencia!

Consejos para practicar la caridad:
-          Nunca niegues algo a alguien que te pide y lo tienes o sabes donde encontrarlo, pues te estarás negando a ti mismo la posibilidad de volverlo a crear.
-          Siempre tenemos algo que dar, descubre en ti tus facultades y utilízalas en amor para beneficio de un tercero.
-          Piensa siempre que Dios es tu socio y aparta algo aunque sea un poco de tu salario mensual y dispón esta cantidad a los más necesitados.
-          No olvides que debes involucrarte con los necesitados, dar el donativo con amor y afecto es lo más importante de esta obra.
-          Se debe dar caridad con un semblante alegre y feliz, reconfortando y aliviando al que padece de sus sufrimientos.
-          Puedes organizarte a través de instituciones especializadas que aportan ayuda, ya sea para entregar tus donativos y enrolarte como voluntario.

La caridad se viste de compasión:
Todo lo que hagamos en beneficio de alguien, eso es Caridad. Cuando una persona se nos acerca para contarnos algún problema, es importante entender que para esa persona su acontecer es lo más trágico que le pudiera estar sucediendo, y al escuchar atentamente su situación y no solo visualizar si no sentir su experiencia, es cuando entenderemos por lo que esta pasando y podremos establecer que tipo de ayuda le brindaremos.
La pobreza es un estado de la mente, por lo tanto hay que estar atentos a la petición de ayuda. Es posible que veamos a un indigente por la calle y nosotros suponemos que necesita auxilio, pero este en su mente viajera no lo siente así. Allí es cuando alguien se acerca a brindarle apoyo y este le puede manifestar su inconformidad pues cree que no lo necesita. Pero siempre que alguien se nos acerque para solicitarnos algo, debemos escuchar con atención y buscar dentro de nosotros esa fuerza que nos impulsa a dar con afecto y sensibilidad. La compasión se siente, se mueve, tiene amor y es universal. Mas allá de hacer el bien sin mirar a quien, se debe agregar:” hacer el bien sin mirar y sintiendo a quien”.
Lo importante para nuestro desarrollo espiritual es magnificar nuestra compasión, sabernos colocar en la situación y circunstancias de nuestros semejantes, es lo que hará en nosotros poner nuestro amor en acción. La verdadera satisfacción está enmarcada en experimentar la felicidad que se siente cuando hemos podido ayudar a alguien y que este haya tenido la oportunidad de continuar su camino en el aprendizaje de la vida. Esta sensación es la verdadera caridad universal, pues por compasión, amor y caridad fuimos creados.

espinoedgar@gmail.com

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