Edgar R. Espinoza S.
Diciembre, mes de la espiritualidad, el amor y la renovación. Desde
tiempos muy antiguos, el hombre ha buscado en esas energías sutiles, la fórmula
para hacer de su vida más próspera y saludable.
Que época mejor que la del frío invierno donde siente que sus
pensamientos saltan en su mente para converger en sí mismos, produciendo el
acto de contrición necesario para formular sus enmiendas, planes y proyectos.
Que mejor momento para diseñar primero las estructuras del perdón y llegar a
ellas a través de los caminos de la conciliación familiar.
Un ciclo está cesando, otro comienza con muchas expectativas. Para
lograr todo esto, el ser humano ha puesto todos sus esquemas de felicidad en
cuatro celebraciones espirituales, cuyos rituales hacen la herramienta para
despertar la fe y la convicción necesarias para la materialización de sus
deseos.
ESPÍRITU DE LA NAVIDAD
El Espíritu de la Navidad, es un efluvio que se siente. Es la fuente de
todo dar, es cuando en algún momento sentimos una voz, un aroma, una emoción
interior que nos dice: ¡¡ES NAVIDAD!! Esa es su auténtica llegada.
Algunos lo sienten temprano, otros más tarde, pero siempre está allí.
Se trata de abrir la puerta del corazón para que se haga huésped en nosotros.
Su celebración se hace cuando el Sol entra en la constelación de
Capricornio, dando comienzo al solsticio de invierno. Esto ocurrirá el día 21
de diciembre a la 06:12 a.m.
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Antes
de la hora señalada, tome una hoja blanca, haga una lista de sus deseos y
propósitos. Se sugiere sean sólo nueve, ya que este número define un ciclo.
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Sirva
en una copa de cristal transparente, vino tinto. Éste está asociado con la vid
o uva, que es el fruto de la prosperidad.
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A la
hora señalada, lea en voz alta cada deseo y tome de la copa un sorbo de vino
por cada uno de ellos.
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Doble
la hoja y guárdela en una caja o gaveta de madera, símbolo de la estructura,
vida y construcción.
NAVIDAD
Energía de unión, reencuentro,
perdón, dar y comunicar. Es donde todo lo que nos estructura en la vida
fluye y se une.
Navidad es símbolo de nacer en
pureza, comenzar o continuar,
olvidando lo pasado. Representa la familia junto a los más íntimos, unidos en
nuestros proyectos. Primero es la Nochebuena, entonces esta será su madre, y en
la noche se gestará cuanto luego ha de abrirse durante el día.
El rito de celebración, muchos lo hacen el día 24 en la noche, y otros
el 25.
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Preparar
los alimentos de tradición.
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Reunir
al núcleo familiar y amigos, sentados en torno al comedor.
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Servir
los alimentos en la mesa en bandejas, de manera que cada quien se sirva a su
gusto, evitando en lo posible que durante la comida nadie se levante.
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Bendecir
y dar gracias a Dios por los alimentos. Este momento es muy especial y todos
deben participar.
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Llamar
o visitar a alguien del que te hayas distanciado. Olvida las razones.
DÍA DE LOS SANTOS
INOCENTES
Evento bíblico donde Herodes hace matar a todo niño menor de dos años
para evitar su destronamiento por el hijo de María. Se denomina también El día del sacrificio, es dar a Dios
algo preciado por nosotros.
En la antigüedad, el rito de sacrificio era ofrecido a Dios dando a los
sacerdotes, el animal más fuerte y nutrido del rebaño. Debía ser el que más
importancia tuviere para su dueño, dando la sangre que simboliza la vida, los
sentimientos elevados, dolor, el temor a las enfermedades e integridad física.
No fue en vano cuando El Creador pidió a Abraham, le entregara en
ofrenda a su hijo Isaac, por ser este su favorito, deteniendo su mano en el
último momento. Es el día de abrir un camino en la Tierra, abriendo uno en el
cielo, obteniendo salud y protección para nosotros y nuestros familiares.
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El día
28, toma algo preciado por ti, que tenga valor económico o sentimental y
otórgalo en caridad a un niño pobre o anciano mendicante.
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Debe
ser completamente anónimo, discreto y secreto. Esto permite que la energía suba
a los cielos.
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Luego
en el hogar, sentado en una silla cómodamente, pide a Dios por la salud y
protección tuya y de tus seres queridos.
AÑO NUEVO
El evento de Año Nuevo es de
propósitos, enmiendas y proyectos. Está basado en el aspecto personal de cada
individuo. Se fundamenta en el fin del ciclo solar, según el calendario Gregoriano,
aunque otras religiones lo festejan en fechas diferentes, pero el objetivo es
el mismo. Trata la celebración de una
nueva esperanza, lo que llena de emoción, alegrías y nostalgia.
Esta fiesta tiene de por si sus formas de celebración basadas en las
diversas creencias populares, como lo son el tomar las maletas y salir a la
calle, recibir las doce con dinero en la mano, comer las uvas, usar la ropa
interior amarilla, entre otras. Pero vamos a poner énfasis en lo sutil, en lo
espiritual, para cerrar nuestros propósitos con paz interior.
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El día
primero de enero en la mañana, busca un lugar tranquilo, fresco, con mucha
iluminación, donde sentarte cómodamente. Lleva contigo la lista de propósitos.
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Ya
sentado, relájate, afloja cada músculo de tu cuerpo, respira suave, lento,
profundo.
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Lee en
voz alta cada deseo o propósito, visualízalo lo más vívidamente posible,
cerrando tus ojos y sintiendo esa energía.
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Guarda
tu lista en su caja o gaveta de madera, hasta el próximo día del Espíritu de la
Navidad.
Todos estos ritos están basados en la fórmula hermética de prosperidad:
INTENCIÓN, REUNIÓN, VOTO DE CARIDAD Y RENOVACIÓN. Su principio se fundamenta en
el mentalismo, pilar de la evolución y desarrollo espiritual del ser.
Dios y mente deben ser los arquitectos que te rijan, sólo así verás
materializada la nobleza de la auténtica misión de vida.
espinoedgar@gmail.com