domingo, 3 de enero de 2016

EL INFLUJO DE LA LUNA














Edgar R. Espinoza S.

La Luna ha sido considerada como un cuerpo celeste con poder y misterio. Nuestros antepasados vivían cerca de la naturaleza y observaban que los ciclos de la vida estaban en armonía con las fases cambiantes de la Luna.

Hemos aprendido que la Luna ejerce una permanente influencia sobre nuestras emociones, salud, seguridad e inclusive la cordura. La relacionamos con la violencia y la fertilidad convirtiéndose también en testigo de asesinatos y amantes.

Muchas observaciones de las personas que laboran en las salas de emergencias y psiquiátricas, indican a la Luna como un factor importante en los incidentes relacionados a estas áreas, sobre todo cuando está en su fase plena. No es casual que a las personas orates se les catalogue de “lunáticos”.

Se dice que el hombre antiguo era vegetariano y que las grandes heladas mermaron su alimento. Fue la Luna la que despertó su lado carnívoro, que junto a la sed y el hambre convirtió al hombre en cazador. Se hizo igual que las manadas de lobos, haciendo que poco a poco se fuesen acercando hasta domesticarse y reverenciando ambos a la Luna. De aquí nacen también las famosas leyendas de los licántropos u hombres lobos que se transforman en cada ciclo de Luna llena.

El efecto de la Luna es mucho más amplio. Esta ha sido compañera inseparable de cazadores y pescadores. También los agricultores aprovechan su influjo cíclico para determinar cuándo sembrar, podar o trasplantar.
Los compositores y poetas no dejan escapar esta bella luminaria en sus versos, pues es la que ha inspirado sus musas.

Quién se haya enamorado no puede evitar levantar la mirada y suspirar con nostalgia a su gran amor, pues la Luna es el gran espejo donde se reflejan aquellos que de verdad se aman.
Su influjo es tan grande que hasta los místicos cristianos y católicos la han colocado a los pies de la santísima Virgen María.

Nadie en este mundo puede evitar mirar a la Luna y no sentir o expresar algo agradable ante su presencia. Nos observa desde que tenemos conciencia y su halo nos seduce cómplices de que hay algo más allá de lo eterno que se disfraza de nostalgia y otras veces de soledad.

La astrología lleva muchos siglos estudiando estos influjos de la Luna a través de los signos zodiacales. Un pequeño resumen nos explica:

Luna en Aries: Ambiente de impulsividad. Espontaneidad. Franca expresión. Temperamento sensible.

Luna en Tauro: Transacciones bancarias y financieras. Favorece los proyectos largos. Lo gourmet sobresale. Pasión.

Luna en Géminis: Comunicar lo que pensamos. Curiosidad. Seducción y besos al oído. Estar aquí y allá.

Luna en Cáncer: Ambiente hogareño. Estrechar lazos familiares. Sensibilidad. Favorece el matrimonio. Comer mucho.

Luna en Leo: Éxito en las relaciones. Sentimientos más seguros. Confianza. Jovialidad. Buen humor.

Luna en Virgo: Detallismo en el trabajo y las rutinas. Pulcritud. Intuición y lógica. Crítica profunda. Moralismo.

Luna en Libra: Expresión agradable. Diplomacia. Romanticismo. Jovialidad. Inocencia.

Luna en Escorpio: Compromiso. Resistencia. Prudencia y desconfianza. Lealtad. Buscar en lo profundo. Pasión desmedida. Todo o nada.

Luna en Sagitario: Disfrutar y excederse. Contacto con el extranjero. Filosofía. Despotismo.

Luna en Capricornio: Estructura. Responsabilidad. Cumplir con el trabajo. Proyectos. Dedicación.

Luna en Acuario: Tecnología. Ayuda de los amigos. Conocer que piensan de ti. Liberación.

Luna en Piscis: Entregados a un ideal. Certeza al evaluar situaciones desconocidas. Emociones. Intuición. Nostalgia.


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