miércoles, 18 de abril de 2012

MEDITAR ES VIVIR

Edgar R. Espinoza S.

MEDITAR…..Someterse a una profunda reflexión, donde el pensamiento se vuelve sobre sí mismo.
Tengo tal o cual problema y voy a meditar su solución, solemos decir. Precisamente cuando tenemos determinados problemas y desconocemos su solución, reflexionar nos aleja más de poder conseguirlo y el cuerpo humano sufre por falta de un discernimiento equilibrado.
Meditar, según los antiguos sabios, se refiere al término “medio-estar”, cuyo significado puede traducirse a “estar a medias”.
Todos los seres vivos meditan, es el ser humano que por el constante uso de la mente racional ha olvidado esta postura, que a veces se nos manifiesta haciendo que por breves momentos nos quedemos ensimismados, con la vista perdida hacia lo profundo del horizonte, sin que nada sobrevenga a la mente, pero que generalmente alguien suele interrumpir.
El pensamiento y la acción deben disolverse en la unidad, de manera que se pierda la línea que los separa, cesando así las dicotomías que son las perturbadoras de nuestra energía vital.
La meditación ayuda a comunicarnos con el proceso en deterioro, dando paso a la estabilización del ser de manera integral, generando energía pura, la cual circula por todo el cuerpo renovando cada célula, vigorizando nuestra salud.
Esta energía pura posee inteligencia propia. Es a través de ella que el creador se comunica y comulga con nosotros. Es la vía para la solución de los conflictos aportando el conocimiento necesario, sugiere el como alimentarnos, nos guía, sana, protege, e interrelaciona con otras personas, entre otras infinidades de virtudes.
Cuando nos enfocamos en las tareas absorbentes del intelecto, es fácil perder el propósito original del ser humano: “comprender nuestra existencia”. Meditar es actuar y pensar desde el subconsciente.
La acción es algo radicalmente distinto al pensamiento que aparece en el momento presente y que se logra a través de nuestros esfuerzos, aquí y en este instante. El pensamiento es una dimensión diferente, puede, como la imagen en un espejo, tomar las apariencias de la realidad, pero de hecho es sólo una imagen, una ilusión. Podemos pensar, analizar, desear y soñar, pero si no hacemos nada, nada cambiará.
Existen tres tipos de personas:
-          Activas
-          Imaginativas
-          Lógicas
Aunque todos nos identificamos con las tres, siempre hay inclinaciones hacia una de ellas.
Personas Activas:
Son las que están en constante movimiento con su cuerpo físico. Este tipo de personalidad, para poder integrar pensamiento y acción, debe practicar la meditación en estado de reposo. Hay algunas escuelas especializadas, como la de Meditación Trascendental, o la de Meditación Chan (Zen). El siguiente ejercicio es tomado de esta última escuela:
1)   Busca un lugar tranquilo sin perturbaciones de ningún tipo.
2)   Sentado en una silla, con los pies apoyados en el piso, las palmas de las manos sobre los muslos, la espalda recta y cabeza al frente, ojos cerrados.
3)    Relaja cada músculo de tu cuerpo, comenzando desde los pies hasta la cabeza.
4)    Concentra la atención en el centro del cuerpo, donde se siente el efecto de la respiración.
5)    Respira suave, lento y profundo, sin forzar.
6)    Cuando los ojos se abran involuntariamente, el ejercicio ha terminado. Por lo general la duración no es mayor a los diez minutos.
7)    Practica dos veces al día.

Personas Imaginativas o Lógicas:
Para este tipo de personas, lo más recomendable es practicar la meditación en movimiento. Por eso el Tai Chi Chuan, que es una serie encadenada de movimientos lentos y armónicos, originario de China, o el Hatha Yoga, es lo más indicado. Sin embargo, el siguiente ejercicio está tomado de esta misma escuela, es muy sencillo de realizar, y sus resultados son excelentes.

1)    Busca un lugar tranquilo sin perturbaciones de ningún tipo.
2)    Parado, con los pies a una distancia no mayor que el ancho de tus hombros y las rodillas ligeramente flexionadas, cabeza al frente, ojos semicerrados tratando de ver la punta de la nariz.
3)    Relaja tu cuerpo desde los pies hasta la cabeza, (sólo quedarán en tensión los músculos necesarios para sostenerte en pié).
4)    Concentra la atención en el centro del cuerpo, donde se siente el efecto de la respiración.
5)    Pega la punta de la lengua al paladar.
6)    Respira suave, lento y profundo sin forzar.
7)    Con cada inhalación sube ambos brazos, con las palmas orientadas al piso y los bajas con la exhalación. Este movimiento debe estar en sincronía, cuando termines de inhalar, los brazos ya deben estar a 90 grados con respecto al cuerpo, lo mismo al exhalar.
8)    Hacerlo alrededor de 30 veces, se puede aumentar gradualmente, pero sin forzar. Lo esencial es relajarse.

Sugerencias:
-          A veces podemos sentirnos más activos que imaginativos o viceversa, por eso lo recomendable es aprenderse los dos ejercicios y combinarlos. Esto te dará mayor equilibrio y armonía.
-          Cuando tengas alguna preocupación en tu vida y no consigues respuesta, practica la meditación en estado de reposo. Cuando estés bien relajada, trata de visualizar por un momento tu problema y colócate mentalmente a distancia de él, como si fuese a otra persona que le estuviera sucediendo, así como también la sensación corporal que le está asociado. Entonces, espera una palabra, una frase o una imagen, que resuma este significado. Si aparece en ti una sensación de alivio al asociarla con el problema en cuestión, habrás encontrado la solución al conflicto.


espinoedgar@gmail.com