Edgar R. Espinoza S.
El libre albedrío o libre
elección es la creencia de algunas doctrinas filosóficas que sostienen que los
seres humanos tienen el poder de elegir y tomar sus propias decisiones.
El tiempo de nacer o el
tiempo de morir, el momento de sanar o de enfermar, amar u odiar, ojalá y
verdaderamente pudiéramos tener control sobre ellos. Así todos viniéramos a
este planeta cuando quisiéramos e igualmente nos iríamos cuando nos plazca.
Nos enseñan desde pequeños
que de acuerdo a nuestras decisiones y acciones, construimos el tipo de vida
que tenemos y por lo tanto, si esta no es la que nos place o complace, pues
simplemente somos culpables por no haber decidido bien.
La pregunta es: ¿Dónde se
aprende a decidir bien? ¿Cuáles son los parámetros para definir lo que
verdaderamente nos conviene o no? ¿Afectan nuestras decisiones a las de
nuestros semejantes?
De controlar nuestra
decisiones, arrastraremos de por vida las acciones correctas e incorrectas
haciéndonos perder en el mundo mental de la lógica impulsada por el deseo y la
competencia.
Realmente el desear es lo
que nos lleva a tomar decisiones y por ende actuar. La clave es encontrar esa
fuerza que nos hace decidir desear o desear decidir. El deseo es un estado del
alma que determina nuestras verdaderas necesidades y las del colectivo
universal. Solo cuando se está en armonía con este fundamento es que se
convierte en poder creativo.
El verdadero libre albedrío
existe en otro plano de conciencia, el cual forma parte del proyecto de evolución
diseñado por la creación. Cuando contactamos nuevamente este nivel, nos
alineamos con todo ese proceso de materialización de las cosas y los eventos.
Entonces es cuando creemos que somos nosotros los constructores de nuestro
destino.
Cuando se entiende bien que
previo al nacer ya hemos decidido, florece la fe, haciendo que sin previa
noción de la causa y efecto, nos entreguemos con amor profundo a las fuerzas de
nuestro destino.
Por más que cabalgues junto
a tu voluntad decidiendo el camino, el destino te dirá que llegaste a tiempo al
lugar que menos pensabas.
espinoedgar@gmail.com