martes, 21 de febrero de 2012

CONVERSAR CON EL CREADOR


Edgar R. Espinoza S.

Tratar de interpretar el lenguaje de Dios, comparándolo con el lenguaje del hombre, es como tratar de interpretar la máxima creación en términos de la criatura. No es lo mismo hablar de Dios, que hablar con Dios, como tampoco lo será conversar con él.
La conversación implica un diálogo, en este caso entre el Creador y lo creado, que te pone en comunicación total permitiéndote escuchar, sentir, así como también ser escuchado y sentido. Un lenguaje requiere que conozcas los elementos gráficos, pictóricos, de imaginería y pronunciación para poder entenderlo. El idioma de Dios es universal, todos los seres vivos lo conocen y lo entienden. Es sencillamente simple.
Existe la creencia de que sólo algunos pocos pueden conversar con Dios, o que sólo la santidad es la virtud indispensable para ello. Inclusive, el simple hecho de pensar que puedes escucharlo, hace temblar tu mente ante la posibilidad de que seas tildado de orate.
Conversar con Dios es un acontecimiento tan natural como lo sería hacerlo con cualquier otra persona. Es desde la creación del hombre el primer e infalible privilegio, que con el devenir de los tiempos el ser humano ha olvidado.
Cuando necesites hablar con Dios, no le busques en el cielo o en una imagen, hazlo dentro de ti, pues en antiguas escrituras dijo: “Pondré mi más preciado tesoro en un lugar donde tendré la certeza que el hombre que lo encuentre nunca más se perderá”. Ese tesoro es su mente y ese lugar está en ti.
Para conversar con Dios debes poner tus pensamientos sobre ti mismo y detener la acción, cesando así las tribulaciones que perturban la energía. Sólo cuando nuestras energías están calmas y se hacen sutiles, es a través de ellas que el Creador se comunica y comulga con nosotros aportando conocimiento, orientación, salud y protección entre otros. Como en las normas del buen hablante y el buen oyente, para escuchar lo que Dios tiene que decir, debemos “guardar silencio y no interrumpir”. Esto es literalmente acallar nuestra mente desenfocándola de las tareas absorbentes del intelecto.
Él te escucha en todo momento; solo está a la espera de que le permitas participar. Aprender a esperar a que responda es muy importante, al hacerlo comprendes que no puedes hacer todas las cosas por ti mismo y demuestras que tienes fe en que la situación está en sus manos. Dedícale tiempo a escuchar a Dios, y él dedicará tiempo a resolver tus problemas.
La oratoria:
Orar viene del término oratoria, que es el arte de hablar con elocuencia. Rezar implica recitar algo literalmente pre establecido. En la conversación con Dios la oración u oratoria tiene valor inconmensurable pues te diriges a él con tus propias palabras, desde tu corazón, sin términos rebuscados y con humildad, todo basado en la originalidad, tal y como es su mente creadora. Es allí donde converge la unidad entre lo humano y lo divino. La oración te permite entonces encontrar a Dios dentro de ti, a reconocerlo en tus semejantes y en todo lo que te rodea. Inclusive cuando en tu vida se presentan los problemas, conllevas un dolor o una pena, aún creyendo que el Dios de los cielos te ha abandonado, en lo que entres en reflexión, te habrás hecho uno con él y él contigo. No aparecerá ante ti, si no dentro de ti. Con la oración el verdadero milagro será que descubras que Dios en ti, a través de ti son los que producen cambios.
La meditación te dispone a escucharte:
Meditar es someterse a una profunda reflexión, donde el pensamiento se vuelve sobre si mismo. Es cuando desde tu mente racional crees que has agotado todos los recursos y el cuerpo humano sufre por falta de un discernimiento equilibrado. Meditar se refiere al término “medio- estar”, cuyo significado puede traducirse a “estar a medias”. Todos los seres vivos lo hacen, es el ser humano que por el constante uso de la mente racional ha olvidado esta postura, que no es otra cosa que quedarse ensimismado, con la vista perdida hacia lo profundo del horizonte, sin que nada sobrevenga a la mente.
Basta con buscar un lugar tranquilo sin perturbaciones de ningún tipo, siéntate cómodamente en una silla, cierra los ojos y sin inclinar la cabeza, relaja todo tu cuerpo. Pon tu atención en el centro del cuerpo, allí donde se siente el efecto de la respiración. Respirando suave, lento, profundo, deja que tus pensamientos se calmen. Este es el momento de escuchar esa voz interior que se dirige a tu ser susurrando sabiduría, paz y tranquilidad. Es el tiempo de orar.
La práctica diaria te permitirá ir agudizando todos tus sentidos poco a poco, hasta que hayas comulgado con todo tu cuerpo y el Creador en tal intensidad, que escucharás su voz como campanadas de amor.
Sugerencia para los conflictos:
Cuando tengas alguna preocupación y no consigues respuesta, practica la meditación. Visualiza tu problema y colócate mentalmente a distancia de él, como si fuese a otra persona que le estuviera sucediendo. Espera una palabra, una frase o una imagen. Si aparece en ti una sensación de alivio al asociarla con el problema en cuestión, habrás encontrado la solución.
Si por el contrario no percibes alguna respuesta, es que la solución ya está encaminada o la respuesta se te dará en su oportuno momento.

espinoedgar@gmail.com  

viernes, 3 de febrero de 2012

HACIA LA ERA DORADA

Edgar R. Espinoza S.

La llegada del año 2012 está causando gran expectativa y preocupación en la humanidad debido, al insistente mensaje, que para el 21 de Diciembre se acaba la vida en el planeta. Todo se basa en el aspecto mal entendido de que las profecías y el calendario Maya, terminan señalando esta fecha. También se le atribuyen a Nostradamus y al Libro del Apocalipsis, la misma fatal sentencia.
El camino hacia la luz:
Desde tiempos remotos, el ser humano ha buscado respuesta a un sin número de interrogantes sobre su verdadero origen, del porque de la vida y de su esencia. Es a través de los siglos, las religiones, los mensajes de avatares y letrados, quienes nos han soslayado un legado que ahora es que comienza a tener sentido sobre la existencia.
Los monjes Lamas y otros místicos definen este momento como la Era de Oro o Era de Luz y los astrólogos como la Era de Acuario.
El día 21 de Diciembre de 2012, entraremos junto a todo el sistema solar en un campo de radiación fotónica, fenómeno que será de oportunidad única para los habitantes de este planeta. Este campo fotónico, conocido también por los científicos como radiaciones Bond, es parte de un cúmulo de energías de altísima vibración que se desplazan en forma de anillos de luz, desde el centro de la galaxia o el gran Sol Central, hacia todas las direcciones. Uno de estos anillos o cinturón de energía, fluye de la constelación de Leo a la constelación de Acuario, dividiendo en dos el año sideral, cuya duración es de 24.000 años aproximadamente en lo que llamaríamos la noche y el día galáctico. Por lo tanto los días galácticos se suceden en las eras de Leo y Acuario, razón por la cual se les denomina las eras de luz.
El ingreso a este campo por parte del sistema solar será gradual, lo que tomará tres días. Nuestro Sol entrará primero que la Tierra en la banda de fotones, esto producirá un fenómeno de oscuridad como la noche, y se podrá apreciar la luz fotónica como si fueran lluvia de estrellas.
Es importante entender y comprender que este es un evento que ocurre cada 12.000 años y que ya sucedió en la era de Leo, donde la cultura egipcia y los Atlantes tuvieron mil años de desarrollo, por lo que no representa para el planeta ni sus habitantes ningún aspecto de destrucción masiva.
Es en este tiempo dorado, junto a la entrada de Neptuno en Piscis, donde el ser humano podrá realizarse plenamente. Los pueblos podrán comprender su historia, desarrollar sus habilidades psíquicas y de conciencia plena, en conjunto con el sistema solar, marcando un ciclo de mil años de luz, paz y justicia en un ambiente donde no existen las enfermedades, ni la maldad para aquellos que se adapten a la nueva vibración.
Toda la confusión estriba en que, como todos los seres vivientes haremos un salto de conciencia que implicaría la muerte masiva del viejo esquema del pensamiento humano, se perciba como el fin del mundo.
La novena raza, conciencia de unidad:
Desde hace más de 10.000 años, a la humanidad se le viene preparando tanto a nivel de conciencia como en sus cuerpos físicos, todo esto para poder comprender y sostener los nuevos niveles cuánticos de energía.
La novena raza será aquella que entre en esta nueva etapa del pensamiento. No tiene nada que ver con el color de la piel, aunque los cuerpos físicos tuvieron que nutrirse durante estos siglos de toda la información genética que aportaron las siete razas primarias.  
Esta mezcla de las siete razas primarias forman la octava raza, que junto a la semilla que fue implantada en todos los seres humanos con la venida del Cristo, dará paso al nuevo ser. Un hombre despierto con conciencia de que todo en el Universo nos interrelaciona y nos unifica. En otras palabras un Iluminado.
Apenas se generen los pulsos de energía, se aceleran en nuestro planeta los cambios y transformaciones. Toda nuestra estructura molecular comenzará a acelerarse. En algunas personas, dependiendo de su evolución, habrá sensaciones intensas, mucha actividad eléctrica en el cerebro, dolor de cabeza, malestar general. Sabremos de muchos padeciendo tumores cerebrales, accidentes cerebro vasculares, epilepsias, estallidos de ira, depresiones, síntomas de pánico, entre otros. Los estados de cansancio o agotamiento físico se intensifican, se necesitará descansar más.
En cuanto al planeta, al incrementarse su tasa vibratoria, los terremotos, huracanes, inundaciones y tormentas eléctricas, serán más frecuentes, pero nunca en intensidades que puedan poner en riesgo la existencia. Los conflictos bélicos también estallarán, sobretodo en aquellos países que aun no comprenden hacia donde vamos.
El cambio de conciencia es inevitable, marcará el nacimiento de un nuevo Cielo, una nueva Tierra y una nueva Raza. Intensos pulsos de luz entraran en nuestro cuerpo físico, mental y espiritual, desbloqueando toda energía estancada.
Toda intención que implique deseos de dominar, confundir, controlar el poder o autoritarismo, serán neutralizadas. Definitivamente habrá cambios en las estructuras políticas y económicas mundiales.
De acuerdo a la ley del Libre Albedrío, cada quien podrá elegir tratar de seguir su vida como hasta ahora o experimentar vivir en la luz. Lo esencial es percatarse que siempre hemos vivido en base al miedo, el sufrimiento y el deseo, energías que son de muy baja vibración y que dañan el cuerpo físico y mental.
La mejor preparación para este gran momento será permanecer alineados, en armonía y mantener siempre la calma por encima de lo que pase en nuestro entorno. Aquí es donde se hace más valiosa la fe, que no es otra cosa que la perfecta convicción de que todo en el Universo tiene un orden divino y en eterna armonía para el perfecto desarrollo de los cuerpos lumínicos que habitamos los cuerpos físicos.
espinoedgar@gmail.com